Un café con… Bea González, Murarte

LIB: Cuéntanos sobre ti y sobre tu trayectoria. ¿Cómo fueron tus comienzos? y ¿cómo has ido creciendo dentro de Murarte?

Bea:

Mi trayectoria ha sido un viaje por mundos muy distintos: medios de pago, turismo, business intelligence… hasta que, como dicen los orientales, descubrí mi ikigai. Ese propósito que hace que cada mañana te levantes con la certeza de que lo que haces tiene sentido y ayuda a otros. Ese hallazgo me llevó a Murarte.

Entré como socia y hoy soy Directora de Soluciones Urbanas, con la misión de conectar innovación, comunicación y sostenibilidad en proyectos que se tocan y se respiran. Los comienzos no fueron sencillos: teníamos que explicar qué era la fotocatálisis cuando casi nadie podía ni pronunciar la palabra. Pero crecer en Murarte ha significado convertir esa dificultad en una oportunidad: transformar lo invisible en impacto real y comunicarlo de forma clara, cercana y, siempre que puedo, con una sonrisa.

LIB: Durante el tiempo que llevas trabajando para Murarte, ¿qué proyectos han supuesto para ti un reto profesional y por qué?

Bea:

El mayor reto siempre fue convencer de que algo invisible —como la descontaminación del aire— podía ser decisivo. Al principio, hablar de innovación y sostenibilidad significaba enfrentarse a miradas de escepticismo. Pero con paciencia, datos y mucho empeño, esos retos se convirtieron en hitos.

Uno de los más ilusionantes ha sido ver cómo nuestras soluciones se consolidaban como referente, logrando reducir gases efecto invernadero hasta un 50% en determinados entornos urbanos y empresariales. Y este camino no lo hemos recorrido solos: contamos con el apoyo de grandes partnersr como Signus, que gestiona los neumáticos reciclados y nos respalda en toda la divulgación de innovación sobre este material, y con Tecnoseñal, nuestro socio industrial con quien trabajamos toda la fabricanción e instalación de nuestras soluciones.

Lo que empezó como una idea casi incomprensible hoy se materializa en proyectos que limpian el aire, reducen ruido y devuelven belleza a los espacios. Y eso, créeme, compensa cada reunión complicada.

LIB: ¿Qué es lo que más te gusta hoy en día de tu trabajo y de tu sector?

Bea:

Sin ninguna duda,  la diversidad. En un mismo día puedo conversar con un ingeniero sobre fonoabsorción y, al rato, con un paisajista sobre cómo integrar la estética de la naturaleza en un jardín vertical hecho con  neumático o aluminio reciclados Esa mezcla de disciplinas me parece mágica.

También me apasiona lo tangible: ver cómo un túnel gris se transforma en un pulmón urbano, una marquesina de autobús en un minibosque de 12 árboles o cómo una nave logística deja de ser solo funcional para convertirse en un espacio que aporta salud. Y, por supuesto, disfruto del reto de contar todo eso de manera sencilla. Cuando alguien entiende qué es la fotocatálisis —y además sonríe— siento que ya hemos ganado.

Este sector me inspira porque está en plena reinvención: carreteras, naves industriales, ciudades… todos buscan soluciones más humanas y sostenibles. Estar ahí, en esa frontera entre lo técnico y lo creativo, es un privilegio.

LIB: El concepto de sostenibilidad se ha ampliado para abarcar no sólo cuestiones ambientales, sino también otras asuntos sociales y factores de gobernanza ¿Cómo están influyendo todos los factores ESG dentro de Murarte?

Bea:

En Murarte vemos la sostenibilidad como un todo y sobre todo como una actitud más que como un concepto.. No sirve poner el foco en una sola letra: las tres de ESG son inseparables.

La “E” de lo ambiental es la más evidente: trabajamos con materiales reciclados, reducimos emisiones, renaturalizamos espacios y diseñamos soluciones que no requieren agua ni mantenimiento intensivo. Pero la “S”, lo social, es igual de importante: colaboramos con entidades como ILUNION donde la persona está siempre en el centro de todas las acciones y llevamos la innovación a la ciudadanía a través de proyectos inclusivos y colaborativos..

La “G” de gobernanza es la que nos da credibilidad: certificaciones internacionales, avales de instituciones independientes y alianzas sectoriales como la AEC (Asociación Española de la Carretera)  o la AIF (Asociación Ibérica de Fotocatálisis). Al final, no se trata solo de lo que hacemos, sino de cómo lo hacemos y con quién. Y ahí está la clave de nuestra forma de trabajar.

LIB: si tuvieras que darle un consejo a tu yo de hace 10 años, teniendo en cuenta los cambios imprevisibles a los que nos hemos enfrentado en estos últimos años, ¿cuál sería? 

Bea:

Le diría: “relájate, confía y atrévete a improvisar más”. Durante mucho tiempo busqué mapas perfectos y hojas de ruta inamovibles, hasta que la vida —pandemias, crisis, cambios digitales— me enseñó que lo único estable es el cambio.

Hoy sé que la clave está en la adaptabilidad: probar aunque no tengas todas las certezas, escuchar con curiosidad, rodearte de equipos diversos y mantener el humor como un recurso estratégico. Porque incluso en los momentos más tensos, una sonrisa abre más puertas que un informe lleno de gráficos.

Y, sobre todo, nunca perder de vista el propósito: si lo que haces cada día mejora la vida de alguien, entonces ya vas por buen camino.

LIB: No podemos terminar la entrevista sin preguntarte por Logistic & Industrial Build, la nueva feria que lanzamos en noviembre de 2024 y que es la única dedicada en exclusiva a la construcción logística e industrial. Desde tu posición, ¿Qué crees que puede aportar una feria de estas características al mercado y cuales crees que son sus principales puntos fuertes?

Bea:

Me parece una iniciativa necesaria. El sector logístico necesita un espacio propio para hablar de la construcción de naves y entornos industriales, no solo de operativas. Logistic & Industrial Build llena ese vacío y lo hace con un enfoque claro: sostenibilidad, resiliencia e innovación desde los cimientos.

Su gran fortaleza es la especialización: todos los asistentes comparten un mismo lenguaje y eso acelera encuentros, decisiones y proyectos. Además, es un escaparate que inspira: ver soluciones, tocarlas y comprobar cómo se aplican en la práctica tiene un valor que ningún catálogo digital puede sustituir.

Estoy convencida de que esta feria se convertirá en un referente porque une lo técnico con lo humano: la eficiencia con el bienestar, el cálculo con la creatividad. Y ese equilibrio es, precisamente, el que necesitamos para construir la logística del futuro.

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